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Trastorno por Déficit en la Atención con o sin Hiperatividad

Es un trastorno neurológico del comportamiento caracterizado por distracción moderada a severa, períodos de atención breve, inquietud motora, inestabilidad emocional y conductas impulsivas.

El problema del niño hiperactivo constituye una de las alteraciones más frecuentes dentro de las enfermedades neuropsiquiátricas infantiles. La incidencia se ha calculado en 2 a 4% de la población escolar lo que significa uno de cada 25 niños y afecta a más niños que niñas en proporción de 2.5:1

Los síntomas básicos se caracterizan por signos de desarrollo inadecuado como falta de atención, impulsividad e hiperactividad.

Falta de atención:

  • A menudo no puede acabar las cosas que empieza.
  • A menudo parece no escuchar.
  • Se distrae con facilidad.
  • Tiene dificultad para concentrarse en el trabajo escolar o en tareas que exigen una atención sostenida.
  • Tiene dificultad para concentrarse en el juego.

Hiperactividad.

  • Corre de un lado para otro en exceso o se sube a los muebles.
  • Le cuesta mucho quedarse quieto en un sitio o se mueve excesivamente.
  • Le cuesta estar sentado.
  • Se mueve mucho durante el sueño.
  • Está siempre “en marcha” o actúa “como si lo moviese un motor”  

Impulsividad

  • A menudo actúa antes de pensar.
  • Cambia con excesiva frecuencia de una actividad a otra.
  • Tiene dificultad para organizarse en el trabajo
  • Necesita supervisión constantemente.
  • Hay que llamarle la atención en casa y escuela constantemente.
  • Le cuesta trabajo aguardar turno en los juegos o en las situaciones grupales.

El conjunto de síntomas anteriores corresponde a niños de 8 a 10 años. En los niños más pequeños suele haber síntomas más graves y numerosos que son más difíciles de observar. Lo contrario ocurre en los mayores.

Trastornos de Conducta

Estos trastornos se caracterizan por un patrón persistente y repetitivo de comportamientos, en los cuales destaca la constante violación a los derechos fundamentales de los demás. El individuo quebranta una y otra vez las normas y reglas sociales aún cuando estas le son claras y fáciles de observar de acuerdo con su edad y desarrollo. Se trata de comportamientos graves que no pueden ser calificados como travesuras o picardías típicas de niños y adolescentes.

Estos subtipos se basan en la presencia o ausencia de vínculos sociales adecuados y en la presencia de o ausencia de un patrón antisocial agresivo.

Los tipos infrasocializados denotan dificultad o imposibilidad para establecer un vínculo afectivo o empático con los demás. No se relacionan con sus compañeros ni se comunican entre sí, a menos que haya obtengan una ventaja por ello. No les interesan los sentimientos ni el bienestar de los demás. En su conducta puede denotarse una ausencia de culpa o remordimiento.

Los tipos socializados si pueden establecer una relación social con los demás, pero mantienen una actitud insensible o manipuladora hacía quienes no se sienten vinculados.

El tipo agresivo viola consistentemente los derechos de los demás y emplea para ello la violencia física y es común que se enfrente a sus víctimas.

El tipo no agresivo se caracteriza por la ausencia de violencia física. Sin embargo, su patrón conductual conflictivo le lleva, en algunos casos, al vagabundeo, el abuso de sustancias tóxicas, mentiras persistentes o vandalismo, etc.

 Sintomatología asociada a los cuatro subtipos 

  • Dificultades frecuentes tanto en casa como en la comunidad.
  • El niño siempre culpa a otros de sus dificultades.
  • Sentimientos de discriminación y desconfianza hacia los demás.
  • Baja autoestima.
  • Baja tolerancia a la frustración, irritabilidad, temperamento explosivo y temeridad. 
  • En algunos casos existe consumo de alcohol y otras sustancias tóxicas a temprana edad.   
  • Rendimiento escolar por debajo del esperado.
  • Falta de atención

Este último síntoma puede requerir un diagnóstico adicional de trastorno por déficit de la atención.     

Depresión

La característica esencial de un episodio depresivo mayor es un período de al menos 2 semanas durante el que hay un estado de ánimo deprimido o una pérdida de interés o placer en casi todas las actividades. En los niños y adolescentes el estado de ánimo puede ser irritable en lugar de triste.

El sujeto también debe experimentar al menos otros cuatro síntomas de una lista que incluye cambios de apetito o peso, del sueño y de la actividad psicomotora; falta de energía; sentimientos de infravaloración o culpa; dificultad para pensar, concentrarse o tomar decisiones, y pensamientos recurrentes de muerte o ideación, planes o intentos suicidas.

Para indicar la existencia de un episodio depresivo mayor, un síntoma debe ser de nueva presentación o haber empeorado claramente si se compara con el estado del sujeto antes del episodio. Los síntomas han de mantenerse la mayor parte del día, casi cada día, durante al menos 2 semanas consecutivas.

El episodio debe acompañarse de un malestar clínico significativo o de deterioro social, laboral o de otras áreas importantes de la actividad del individuo. En algunos sujetos con episodios leves la actividad puede parecer normal, pero a costa de un esfuerzo muy importante.

Por definición, un episodio depresivo mayor no es debido a los efectos fisiológicos directos de las drogas (p. ej., en el contexto de una intoxicación por alcohol o la abstinencia de cocaína), a los efectos secundarios de los medicamentos (p. ej., corticoides) o a la exposición a tóxicos.

Asimismo, el episodio no es debido a los efectos fisiológicos directos de ninguna enfermedad médica.

Síntomas y trastornos asociados

Los sujetos con un episodio depresivo mayor se presentan a menudo con llanto, irritabilidad, tristeza, rumiaciones obsesivas, ansiedad, fobias, preocupación excesiva por la salud física y quejas de dolor (p. ej., cefaleas o dolores articulares, abdominales o de otro tipo). Durante un episodio depresivo mayor algunos sujetos presentan crisis de angustia con un patrón que cumple los criterios del trastorno de angustia. En los niños puede presentarse una ansiedad por separación. Algunos sujetos refieren problemas en las relaciones personales, interacciones sociales menos satisfactorias o problemas en la actividad sexual (p. ej., anorgasmia en las mujeres y disfunción eréctil en los varones). Pueden presentarse problemas matrimoniales (p. ej., divorcio), problemas laborales (p. ej., pérdida del trabajo), problemas escolares (p. ej., ausencias, fracaso escolar), abuso de alcohol u otras sustancias o aumento de la utilización de los servicios médicos. La consecuencia más grave de un episodio depresivo mayor es la tentativa de suicidio o el suicidio consumado. El riesgo de suicidio es especialmente alto para los sujetos con síntomas psicóticos, historia de tentativas de suicidio previas, historia familiar de suicidio consumado o consumo concomitante de sustancias. También puede haber una tasa aumentada de muertes por enfermedades médicas. Los episodios depresivos mayores a veces van precedidos de algún estrés psicosocial (p. ej., la muerte de un ser querido, la separación matrimonial, el divorcio). El parto puede precipitar un episodio depresivo mayor, en cuyo caso se señala la especificación de inicio en el posparto

 

Ansiedad

El trastorno de ansiedad generalizada se caracteriza por la presencia de ansiedad y preocupaciones de carácter excesivo y persistente durante al menos 6 meses.

El trastorno de ansiedad debido a enfermedad médica se caracteriza por síntomas prominentes de ansiedad que se consideran secundarios a los efectos fisiológicos directos de una enfermedad subyacente.

El trastorno de ansiedad inducido por sustancias se caracteriza por síntomas prominentes de ansiedad que se consideran secundarios a los efectos fisiológicos directos de una droga, fármaco o tóxico.

La crisis de angustia (ataque de pánico) se caracteriza por la aparición súbita de síntomas de aprensión, miedo pavoroso o terror, acompañados habitualmente de sensación de muerte inminente. Durante estas crisis también aparecen síntomas como falta de aliento, palpitaciones, opresión o malestar torácico, sensación de atragantamiento o asfixia y miedo a «volverse loco» o perder el control.

La agorafobia se caracteriza por la aparición de ansiedad o comportamiento de evitación en lugares o situaciones donde escapar puede resultar difícil (o embarazoso), o bien donde sea imposible encontrar ayuda en el caso de que aparezca en ese momento una crisis de angustia o síntomas similares a la angustia.

El trastorno de angustia sin agorafobia se caracteriza por crisis de angustia recidivantes e inesperadas que causan un estado de permanente preocupación al paciente.

El trastorno de angustia con agorafobia se caracteriza por crisis de angustia y agorafobia de carácter recidivante e inesperado. La agorafobia sin historia de trastorno de angustia se caracteriza por la presencia de agorafobia y síntomas similares a la angustia en un individuo sin antecedentes de crisis de angustia inesperadas.

La fobia específica se caracteriza por la presencia de ansiedad clínicamente significativa como respuesta a la exposición a situaciones u objetos específicos temidos, lo que suele dar lugar a comportamientos de evitación.

La fobia social se caracteriza por la presencia de ansiedad clínicamente significativa como respuesta a ciertas situaciones sociales o actuaciones en público del propio individuo, lo que suele dar lugar a comportamientos de evitación.

El trastorno obsesivo-compulsivo se caracteriza por obsesiones (que causan ansiedad y malestar significativos) y/o compulsiones (cuyo propósito es neutralizar dicha ansiedad).

El trastorno por estrés postraumático se caracteriza por la reexperimentación de acontecimientos altamente traumáticos, síntomas debidos al aumento de la activación (arousal) y comportamiento de evitación de los estímulos relacionados con el trauma.

El trastorno por estrés agudo se caracteriza por síntomas parecidos al trastorno por estrés postraumático que aparecen inmediatamente después de un acontecimiento altamente traumático.

Padecimientosmientos relacionados con estrés.

¿Qué es el estrés?

Estrés: “fuerza que al actuar sobre un cuerpo produce tensión o deformación”

Los estímulos estresores pueden clasificarse en dos categorias:

Estresores biológicos: aquellos que provocan la respuesta de estrés debido a su acción fisiológica directa  entre los que se encuentran el café, el te, las anfetaminas, etc.

Estresores psicosociales: debidos a la interpretación o valor que cada individuo le asigna a una situación determinada. Dicho significado o valor determina la respuesta tanto emocional como conductual que se tendrá.

El síndrome general de adaptación al estrés incluye tres etapas:

 1.- Reacción de alarma durante la cual ocurre un alertamiento del sistema nervioso simpático, estimulación adrenal, liberación de hormona adrenocoticotrópica, cortisol, hormona del crecimiento y prolactina. Incremento de la actividad tiroidea y ansiedad.

 2.- Resistencia: se produce una reducción de la actividad cortical adrenal, reducción de la actividad del sistema nervioso simpático y se comprometen los mecanismos  homeostáticos.

 3.- Agotamiento : las estructuras linfáticas aumentan, se manifiestan enfermedad y difunción de los organos blanco, se incrementa la vulnerabilidad hacia la enfermedad, se manifiesta agotamiento psicológico o depresión. 

Actualmente se acepta que existe una serie de padecimiento relacionados con el estrés: cefálea, insomnio, depresión, ansiedad, ataques de pánico, gastrítis, y úlceras, por mencionar algunos. Y se acepta que la mayoría de estos padecimiento tienen un componente neurologico.

También se sabe que el estrés ocasiona diversas respuestas fisiológicas en el organismo: disminución de la temperatura periférica, incremento de la conductividad de la piel, modificación de la presión sanguínea, tensión muscular, etc.  

Mediante las técnicas de Neurofeedabck (neuroretroalimentación) y Biofeedback (bioretroalimentación),  el paciente juega un rol activo a lo largo de todo el proceso terapéutico, ya que el aprendizaje de dichas técnicas le permite controlar a voluntad tanto las respuestas fisiológicas asi como los ritmos cerebrales.   

La ansiedad es  un síntoma que acompaña a diversos trastornos dentro de los padecimiento psiquiátricos.  Se calcula, en la postura optimista, que el 15% de la población presentará en algún momento de su vida, algún padecimientosmiento que se acompañe de ansiedad. En las proyecciones pesimistas la estimación llega a ser del 40%.

En pacientes con elevados niveles de ansiedad, el electroencefalograma se caracteriza por la presencia de actividad beta difusa de bajo voltaje con disminución o ausencia de ritmo alfa. Es en estos pacientes en los que la aplicación de la técnica de Neurofeedback ha mostrado ser de gran utilidad, ya que al recibir un entrenamiento para la producción de actividad alfa los síntomas relacionados con la ansiedad se reducen de manera importante.

El paciente aprende de una manera rápida y eficaz a lograr un estado de relajación, esto es posible porque los ritmos cerebrales reciben un condicionamiento, mediante la técnica de Neurofeedback, que permite al cerebro adoptar un estado fisiológico diferente, no sólo se modifican sus ritmos cerebrales, además, se produce actividad alpha de forma espontánea.

Neurofeedback, además de ser un tratamiento no invasivo, permite que el paciente adquiera el control del problema, el locus de control es interno. Una gran diferencia de cuando se administran ansiolíticos, ya que además de los efectos secundarios indeseables, el paciente aprende que el locus de control es externo; su bienestar depende de la ingestión de medicamentos.     

Trastorno por estrés postraumático

Características diagnósticas

La característica esencial del trastorno por estrés postraumático es la aparición de síntomas característicos que sigue a la exposición a un acontecimiento estresante y extremadamente traumático, y donde el individuo se ve envuelto en hechos que representan un peligro real para su vida o cualquier otra amenaza para su integridad física; el individuo es testimonio de un acontecimiento donde se producen muertes, heridos, o existe una amenaza para la vida de otras personas

La respuesta del sujeto a este acontecimiento debe incluir temor, desesperanza y horrores intensos (o en los niños, un comportamiento desestructurado o agitado)

El cuadro sintomático característico secundario a la exposición al intenso trauma debe incluir la presencia de reexperimentación persistente del acontecimiento traumático

Entre los acontecimientos traumáticos que pueden originar un trastorno por estrés postraumático se incluyen (aunque no de forma exclusiva) los combates en el frente de guerra, ataques personales violentos (agresión sexual y física, atracos, robo de propiedades) ser secuestrado, ser tomado como rehén, torturas, encarcelamientos como prisionero de guerra o internamientos en campos de concentración, desastres naturales o provocados por el hombre, accidentes automovilísticos graves, o diagnóstico de enfermedades potencialmente mortales.

En los niños, entre los acontecimientos traumáticos de carácter sexual pueden incluirse las experiencias sexuales inapropiadas para la edad aun en ausencia de violencia o daño reales. Entre los acontecimientos traumáticos que pueden provocar un trastorno por estrés postraumático se incluyen (aunque no de forma exclusiva) la observación de accidentes graves o muerte no natural de otras personas a causa de la guerra, accidentes, ataques violentos, desastres o ser testigo inesperado de muertes, amputaciones o fragmentación de cuerpo.

Los acontecimientos traumáticos experimentados por los demás y que al ser transmitidos al individuo pueden producir en él un trastorno por estrés postraumático comprenden (aunque no de forma exclusiva) actos terroristas, accidentes graves o heridas sufridas por un familiar o un amigo cercano, o la constancia de que el propio hijo padece una enfermedad muy grave. El trastorno puede llegar a ser especialmente grave o duradero cuando el agente estresante es obra de otros seres humanos (p. ej., torturas, violaciones). La probabilidad de presentar este trastorno puede verse aumentada cuanto más intenso o más cerca físicamente se encuentre el agente estresante. El acontecimiento traumático puede ser reexperimentado de varias maneras. Normalmente, el individuo tiene recuerdos recurrentes o pesadillas recurrentes en las que el acontecimiento vuelve a suceder.

Especificación

Las siguientes especificaciones pueden utilizarse para concretar el inicio y la duración de los síntomas del trastorno por estrés postraumático:

Agudo. Esta especificación debe emplearse cuando la duración de los síntomas es inferior a los 3 meses.

Crónico. Esta especificación debe emplearse cuando la duración de los síntomas es igual o superior a los 3 meses.

De inicio demorado. Esta especificación indica que entre el acontecimiento traumático y el inicio de los síntomas han pasado como mínimo 6 meses.

Síntomas y trastornos asociados

Los individuos con trastorno por estrés postraumático pueden sentirse amargamente culpables por el hecho de haber sobrevivido cuando otros perdieron la vida. En otras ocasiones las actividades que simulan o simbolizan el trauma original interfieren acusadamente con sus relaciones interpersonales, lo que puede dar lugar a conflictos conyugales, divorcio o pérdida del empleo.

Cuando el agente estresante es de carácter interpersonal (p. ej. abusos sexuales o físicos en niños, peleas familiares, secuestros, encarcelamientos como prisionero de guerra o internamientos en campos de concentración, torturas), puede aparecer la siguiente constelación de síntomas:

  • Afectación del equilibrio afectivo
  • Comportamiento impulsivo y autodestructivo
  • Sentimientos de inutilidad,
  • Vergüenza, desesperación o desesperanza;
  • Sensación de perjuicio permanente;
  • Pérdida de creencias anteriores;
  • Hostilidad;
  • Retraimiento social;
  • Sensación de peligro constante
  • Deterioro de las relaciones con los demás
  • Alteración de las características de personalidad previas.

Ataque de pánico

Características diagnósticas

La característica principal de una crisis de angustia es la aparición aislada y temporal de miedo o malestar de carácter intenso, que se acompaña de al menos 4 de un total de 13 síntomas

La crisis se inicia de forma brusca y alcanza su máxima expresión con rapidez (habitualmente en 10 minutos o menos), acompañándose a menudo de una sensación de peligro o de muerte inminente y de una urgente necesidad de escapar.

Los personas que sufren ataque de pánico acostumbran a describir el miedo como intenso, y relatan cómo en aquel momento creían estar a punto de morir, perder el control, tener un infarto o un accidente vascular cerebral o «volverse locos». Describen asimismo un urgente deseo de huir del lugar donde ha aparecido la crisis. Al ir repitiéndose, estas crisis pueden presentar un menor componente de miedo.

La falta de aire constituye un síntoma frecuente en las crisis de angustia asociadas al trastorno de angustia con y sin agorafobia. Por su parte, la ruborización es frecuente en las crisis de angustia de tipo situacional desencadenadas por la ansiedad que aparece en situaciones sociales o actuaciones en público. La ansiedad característica de las crisis de angustia puede diferenciarse de la ansiedad generalizada por su naturaleza intermitente, prácticamente paroxística, y su característica gran intensidad.

Los ataques de pánico pueden aparecer en una amplia gama de trastornos de ansiedad (p. ej., trastorno de angustia, fobia social, fobia específica, trastorno por estrés postraumático, trastorno por estrés agudo).

Al determinar la importancia de la crisis de angustia en el diagnóstico diferencial de todos estos trastornos, es necesario considerar el contexto en que ésta aparece. Existen tres tipos característicos de crisis de angustia, que se diferencian por el modo de inicio y la presencia o ausencia de desencadenantes ambientales:

Ataque de pánico inesperado (no relacionado con estímulos situacionales), en las que el inicio de la crisis de angustia no se asocia a desencadenantes ambientales (es decir, aparecen sin ningún motivo aparente);

Ataque de pánico situacional (desencadenado por estímulos ambientales), donde la crisis de angustia aparece de forma casi exclusiva inmediatamente después de la exposición o anticipación de un estímulo o desencadenante ambiental (p. ej., ver una serpiente o un perro desencadena automáticamente una crisis de angustia),

Ataque de pánico más o menos relacionado con una situación determinada, el cual tiene simplemente más probabilidades de aparecer al exponerse el individuo a ciertos estímulos o desencadenantes ambientales.

Criterios para el diagnóstico de ataque de pánico

Aparición temporal y aislada de miedo o malestar intensos, acompañada de cuatro (o más) de los siguientes síntomas, que se inician bruscamente y alcanzan su máxima ex-presión en los primeros 10 min:

  • Palpitaciones, sacudidas del corazón o elevación de la frecuencia cardíaca
  • Sudaración
  • Temblores o sacudidas
  • Sensación de ahogo o falta de aliento
  • Sensación de atragantarse
  • Opresión o malestar torácico
  • Náuseas o molestias abdominales
  • Inestabilidad, mareo o desmayo
  • Desrealización (sensación de irrealidad) o despersonalización (estar separado de uno mismo)
  • Miedo a perder el control o volverse loco
  • Medo a morir
  • Parestesias (sensación de entumecimiento u hormigueo)
  • Escalofríos o sofocaciones

Epilepsia y lesiones cerebrales


El mundo contemporáneo y sus actividades cotidiánas conllevan riesgos y accidentes que provocan traumas craneales: lesiones, fracturas de cráneo, hemorragias, desgarros, contusiones y conmociones están entre las más frecuentes.

Cuando esto sucede, es común que se formen adherencias o cicatrices en el tejido cerebral que en ocasiones actúan después como focos epileptógenos o convulsígenos.

Entre las secuelas de mayor importancia se encuentran las convulsiones que a veces llegan a aparecer hasta quince años después de producida la herida, aunque lo más común es en el transcurso de los 2 a 5 años siguientes al accidente.

Mediante la técnica de Neurofeedback, (previo electroencefalograma y mapeo cerebral para localización del foco epileptógenos) es posible entrenar el ritmo sensorimotor (12-14 Hz) lo cual conlleva a un efecto positivo en el control de las crisis epilépticas.  

Para el caso de lesiones, el mapeo cerebral se vuelve una herramienta de diagnóstico indispensable puesto que es una herramienta precisa para la localización de áreas disfuncionadas. Cada región del cerebro es susceptible de ser entrenada en cada frecuencia hasta lograr la normalización del patrón de ondas cerebrales.

Debe señalarse que el tratamiento con Neurofeedback no elimina daño orgánico por lo que cada paciente con lesión cerebral deberá de sujetarse a un diagnostico multidisciplinario para determinar si es o no candidato a recibir la terapia

Lesión cerebral

Alteración orgánica o funcional que sufre el cerebro y cuyas consecuencias son perfectamente observables y/o medibles en la ejecución motora o cognostiva de un individuo.

Lesión cerebral a cráneo cerrado: es producida por la acción endógena o interna del organismo que afecte la funcionalidad del cerebro mismo; también puede ser producida por la ingesta accidental o deliberada de sustancias o fármacos y puede ser también producida por un trauma mismo sin que exista exposición o pérdida de masa encefálica pero que si afecta la funcionalidad normal del cerebro.

Adicción

Los trastornos relacionados con sustancias incluyen los trastornos relacionados con la ingestión de una droga de abuso (incluyendo el alcohol), los efectos secundarios de un medicamento y la exposición a tóxicos.

El término sustancia puede referirse a una droga de abuso, a un medicamento o a un tóxico.

Entre las principales sustancias adictivas se consideran:

  • Alcohol
  • Alucinógenos
  • Anfetamina
  • Cafeína
  • Cannabis
  • Cocaína
  • Inhalantes
  • Nicotina
  • Opio
  • Sedantes
  • Hipnóticos
  • Ansiolíticos.

También debe considerarse la dependencia de varias sustancias y trastornos relacionados con otras sustancias desconocidas (entre los que se incluyen la mayoría de los trastornos debidos a medicamentos o a tóxicos).

Muchos de los medicamentos prescritos o tomados por iniciativa propia pueden causar también trastornos relacionados con sustancias.

Los síntomas suelen estar relacionados con las dosis del medicamento y normalmente desaparecen al disminuir éstas o al suspender el medicamento. Sin embargo, a veces pueden producirse reacciones idiosincrásicas a una sola dosis. Los medicamentos que ocasionan trastornos relacionados con sustancias incluyen, entre otros, los anestésicos y analgésicos, agentes anticolinérgicos, anticonvulsivantes, antihistamínicos, antihipertensivos y medicamentos cardiovasculares, medicamentos antimicrobianos, medicamentos antiparkinsonianos, agentes quimioterápicos, corticosteroides, medicamentos gastrointestinales, relajantes musculares, antiinflamatorios no esteroideos, otros medicamentos sin receta médica, antidepresivos y

La exposición a una amplia gama de otras sustancias químicas también propicia la aparición de un trastorno relacionado con sustancias. Entre los tóxicos capaces de provocar estos trastornos se incluyen los metales pesados (p. ej., plomo o aluminio), raticidas que contengan estricnina, pesticidas que contengan inhibidores de la acetilcolinesterasa, gases con afinidad por el sistema nervioso, glicoletileno (anticongelante), monóxido de carbono y dióxido de carbono. Las sustancias volátiles (p. ej., gasolina, pintura) se clasifican como «inhalantes» si se usan con el propósito de intoxicarse, o «toxinas» si la exposición a ellas es accidental o fruto de un envenenamiento intencionado.

El deterioro cognoscitivo o del estado de ánimo son los síntomas más frecuentes asociados a las sustancias tóxicas, aunque también pueden dar lugar a ansiedad, alucinaciones, ideas delirantes o crisis comiciales. Los síntomas suelen desaparecer cuando el sujeto deja de estar expuesto a la sustancia, pero pueden mantenerse semanas o meses y requerir tratamiento médico.

Los trastornos relacionados con sustancias se dividen en dos grupos:

Trastornos por consumo de sustancias (dependencia y abuso)

Trastornos inducidos por sustancias (intoxicación, abstinencia)

Trastornos de alimentación

Bulimia

Los síntomas esenciales se caracterizan por episodios recurrentes de voracidad, se tiene la conciencia de que la conducta alimenticia es anormal, existe temor a no ser capaz de detener la ingesta voluntariamente, estado de ánimo.

Los individuos con bulimia están constantemente preocupados por el peso y recurren a periodos de ayuno, el vómito autoinducido y al uso indiscriminado de laxantes y/o diuréticos.>

Anorexia

Restricción voluntaria en la ingesta de alimento, miedo exagerado a la obesidad y perdida significativa de peso por debajo del mínimo normal para la talla y edad.

Ubicación clínicas

México, D.F. (Del Valle, Plaza Inn, Gran Sur y Taxqueña)

Estado de México (Toluca-Metepec y Ciudad Satélite.

Cuernavaca, Mor.

Monterrrey, N.L.

Principado de Andorra

Puebla



Noticias del mes

  • Nuevos estudios confirman los beneficios del neurofeedback al trabajar zonas de hiperconectividad en la corteza cerebral en pacientes con autismo.
  • Neurofeedback se consolida como una alternativa en los tratamientos de depresión al cuestionarse seriamente los beneficios farmacológicos de los antidepresivos.

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